Un cuento?

El otro día en una entrevista definieron nuestra profesión como “storyteller” me gustaría verme como una “narradora de historias” sin embargo la mayoría de las veces me siento como una cuenta-patrañas…Hoy me gustaría contar un cuento, uno de un país con miles de islas, donde por remotos mares y cayos todavía existen piratas, donde hay montañas de chocolate y peces del tamaño de un autobús, donde la gente tiene la risa fácil, comen con las manos y viven sin prisas, donde hay lugares olvidados en los que las huellas devastadoras del hombre todavía no se han dejado notar…Pero todavía lo estoy descubriendo, a ratos y con tranquilidad. Mi cuento todavía se esta escribiendo…

De momento, otro finde en Boracay, es una de esas islas maravillosas que desgraciadamente que no pudo conservar el anonimato. White beach está considerada como una de las mejores playas del mundo, y sinceramente se merece el título. Forma parte de las Visayas, una región situada al sur de Luzon, donde se encuentra Manila, a unos 300 km.

Una vía de escape muy fácil para huir de la locura, tráfico y polución de Manila. 45 minutos en una avioneta de esas que inspiran poca confianza te llevan directo a esta perla del pacífico. Un “triciclo” como ellos lo denominan, una moto con una cabina, te lleva hasta tu hotelito en la playa. Dejas la maleta, te pones el bikini, sales corriendo y te encuentras con el espectáculo, se te escapa una sonrisa de felicidad. Coges las chancletas con la mano, para sentir la arena finísima, delicada como una caricia en los pies…Paseos, baños, sonrisas serviciales, flotar en un agua tan cristalina que deslumbra…Te dejas seducir por la puesta de sol, ese momento mágico en el que la playa se tiñe de naranjas, hasta que el océano se traga el sol, dejando como testigo una estela de rosados y púrpuras…La noche se cubre de estrellas, velas, danza del fuego y solo quieres saltar en la arena, bailar y disfrutar del hechizo.