Tuesday, March 14, 2006

Sigmund en el parque

Últimamente me ha dado por pasear, es una de las pocas actividades que no implican gastarse dinero. Pasear es como soñar, gratis. Desde ayer decidí dejar el Ipod en casa, con la música me quedo encerrada en mi propio mundo, vagabundeando por las calles elucubrando teorías hasta sobre las papeleras...Así que he decidido dejar de oír mi cabecita y empezar a escuchar la ciudad.

Esta tarde me he ido paseando hasta el retiro, con este tiempo es lo propio, he visto el florecer de las terrazas, la heterogeneidad en los modelos primaverales que van desde el abrigo a la camiseta de tirantes, y la gente que parece salir de una larga hibernación, todo el mundo se lanza a la calle a disfrutar estos pocos y escogidos días primaverales que nos da Madrid...

Me había propuesto sentarme en un banco y empezar mi nuevo libro, uno de arte y filosofía (como para que luego no me de por pajillas mentales con el Ipod) Encuentro el banco perfecto, aislado y sin que los malditos bongos me interrumpan (es increíble lo irritante y lo que desconcentra un ruido constante) empieza la crítica a la necesidad de innovar, la imitación como arte...

Escojo una de esas frases que son como latigazos y se quedan flotando en el aire para que las mires durante un rato prolongado y oigo “Sigggggmund!!!!” se me escapa el rabillo del ojo para ver a un perro, un chucho rechoncho, pequeñajo y no especialmente bonito...Ya he perdido la concentración (igual lo de leer en el retiro no es tan buena idea)

Sigmund es un perro genial, quizás venga influido por su nombre o quizá por esa condición de ser callejero y un poco canalla. Tiene conquistado a todo el parque, humanos y perros. Sus dueños le llaman pero el lleva su ritmo y a su estilo “que no me molesten” parece decir. De repente se para en seco y se pone regio, estirado, puedes notar como le palmita con fuerza el corazón y es que ha aparecido Babel un atractivo y tentador galgo, delgadita, estilosa, preciosa...

Sigmund se acerca con alegría pero seguridad, Balba le saca 4 cabezas pero se deja seducir por la arrolladora personalidad de ese pequeño canino...Para entonces yo ya he cerrado mi libro y soy una curiosa observadora de esta historia de amor, me doy cuenta de cuántas cosas se pueden decir sin tener que hablar...Comienza a refrescar y me voy a casa pensando en las relaciones caninas y las humanas. Sigmund...un perro con alma de gato.

1 Comments:

Blogger doulter said...

ojala algun dia pueda tener tu talento de escritora,
me gusta mucho tu mundo
suerte a Panama

Take Cairo

G.

5:16 PM  

Post a Comment

<< Home